LOS EMPRESARIOS, POETAS SOCIALES Y CREADORES DE
RIQUEZA EN MEDIO DEL COVID-19
El pasado 12 de abril, el Papa
Francisco dio a conocer una carta que
escribió a los movimientos y organizaciones sociales de Argentina, en la que
los felicita por el arduo trabajo que realizan. Les dice “Si la lucha contra el COVID es una guerra, ustedes son un
verdadero ejército invisible que pelea en las más peligrosas trincheras. Un
ejército sin más armas que la solidaridad, la esperanza y el sentido de la
comunidad que reverdece en estos días en los que nadie se salva solo. Ustedes
son para mí, como les dije en nuestros encuentros, verdaderos poetas sociales,
que desde las periferias olvidadas crean soluciones dignas para los problemas
más acuciantes de los excluidos.”
En otra parte de su carta les dice “Ustedes,
trabajadores informales, independientes o de la economía popular, no tienen un
salario estable para resistir este momento ... y las cuarentenas se les hacen
insoportables. Tal vez sea tiempo de pensar en un salario universal que
reconozca y dignifique las nobles e insustituibles tareas que realizan; capaz
de garantizar y hacer realidad esa consigna tan humana y tan cristiana: ningún
trabajador sin derechos”.
Me parece muy desafiante y loable el pedido del Papa
de retribuir con un salario a los trabajadores sociales. Pero no puedo dejar de
preguntarme, en un tiempo de una abrupta caída de la actividad económica y la
recaudación impositiva, ¿de dónde saldrían los recursos para solventar este
gasto? Creo que únicamente las empresas podrán crear la riqueza necesaria para solventar
estos salarios solidarios.
Me siento muy identificado con el Papa cuando nos dice que “nadie
se salva solo”. Su mirada es orgánica y no excluyente. Por eso pienso que podríamos
aplicar también a los hombres de empresas, la frase en la que el Papa dice, refiriéndose a quienes
trabajan en los movimientos sociales, que “… desde las periferias olvidadas
crean soluciones dignas para los problemas más acuciantes de los excluidos.”
Viene a mi mente el enorme
aporte que está haciendo Bill Gates para tratar de encontrar una vacuna al
Covid-19. Sin duda Gates no se olvida de las periferias y busca crear
soluciones dignas para los problemas más acuciantes de los excluidos.
Me atrevo a afirmar que sería un acto de justicia
llamar también a los empresarios como “poetas
sociales”. Lamentablemente muchos de ellos no gozan hoy de buena prensa,
pero sería injusto olvidarnos de todo lo que hacen y han hecho de manera
creativa, por el bienestar del hombre. ¡Cuántos sueños han sido posibles
gracias a las empresas! La lista sería interminable.
Viene a mi memoria la luz
que nos trae el empresario católico Enrique
Shaw[1], quien con su vida
y pensamiento nos dejó un camino para recorrer y unir a los poetas sociales, es decir a los
movimientos sociales con los empresarios. Nos decía que “Las riquezas no podrán ser suficientemente multiplicadas a menos que
los hombres nos pongamos de acuerdo y actuemos solidariamente.”[2]
Por lo tanto, la actuación solidaria de todos los hombres de buena voluntad,
incluyendo a empresarios y quienes trabajan en los movimientos sociales, será el
camino para salir de esta crisis.
Enrique Shaw revalorizó
el sentido que le damos a las riquezas, resignificándolas y sacándolas de una
cierta connotación negativa que tienen para muchas personas. Creo que
justamente las riquezas es el puente que permitirá sacar de la indigencia a los
postergados y permitirá que las empresas progresen. Generar honestamente
riquezas es un acto digno de admiración, que requiere como condición previa,
que nos unamos y trabajemos en equipo en pos de un logro. Ellas son el
resultado de una acción creativa llevada a cabo por un equipo coordinado, es
decir por una empresa. Las empresas nos
decía Shaw, “… deben crear riquezas ..acrecentar la vitalidad económica.”[3]. “Todo queremos conquistar,
todo queremos enriquecer, pero no para satisfacer ningún ansia de dominio sino
para tener más que ofrecer a Dios.”[4]
En esa misma línea, tenía una mirada sorprendente
sobre la materia, rescatándola de la connotación mezquina y egoísta en la que
ha sido colocada tantas veces, como si fuera algo inferior y humillante. Con
mucha habitualidad nos olvidamos que el hombre es espíritu y materia.
Shaw nos
ayuda a profundizar y redescubrir su valor, al decirnos que “… los bienes creados … tienen valor de
eternidad y más aún, la materia … será puesta algún día en un estado capaz de
dar expresión no sólo al espíritu humano sino también al espíritu divino,
siendo éste lo que le dará su máxima dignidad y belleza.”[5]
Esta materia, transformada por la gestión empresaria, es la que nos
permitirá generar bienes y servicios en favor de los hombres, produciendo
riquezas y atenuando el mal de la pobreza. Será sobre la materia donde el
trabajo realizará su tarea y permitirá al hombre -como nos decía José Kentenich- “… participar de corazón en la actividad creadora y en la voluntad de
donación de sí mismo propia de Dios”[6]
Tengamos presente que “… en el
trabajo subyace tanta felicidad y bienaventuranza, desconocidas para aquel que
lo considera sólo o mayormente como una mera ocasión de ganarse el pan. Cuánta
más oportunidad me brinde el trabajo de ocuparme creativa y generosamente,
tanto más felicidad me dará … Mantendrá la salud y lozanía de nuestro cuerpo y
alma … Desarrollará el núcleo de la personalidad, despertando y profundizando
una sana consciencia de sí mismo.”[7]
Está claro que la riqueza y la materia no tienen que
llevarnos a un egoísmo desmedido y a su acumulación, en perjuicio de los más
débiles. El Papa nos recuerda que no
debemos fomentar una cultura del descarte y la indiferencia, “… hoy tenemos que decir no a una economía
de la exclusión y la inequidad”.[8] Por eso el camino es unir
a todos los “poetas sociales” en pos
del bien común.
Los invito a que releamos en sintonía empresaria el pasaje
del Evangelio en el que Jesús interpela a sus discípulos antes de la multiplicación
de los panes y los peces, pidiéndoles “… denle
Ustedes de comer” (Lc, 9, 13). ¡Qué desafío empresario, dar de comer
partiendo de la escasez!
Hoy, por los efectos devastadores de la pandemia del
COVID-19, estamos en una situación análoga a los apóstoles, a quienes Jesús les
pidió alimentar 5.000 hombres con ¡5 panes y 2 peces!
Este pedido de Jesús me interpela a buscar nuevas
formas para dar de comer, no habiendo bienes para distribuir. Tenemos que
apelar a todo nuestro ingenio e inventiva para generar riquezas, en un contexto
de aislamiento social y pobreza, que cambia las reglas de la producción y nos
pide descubrir nuevos caminos para “producir” y dar de comer.
Un gran ejemplo en donde inspirarnos lo descubro en el
empresario y “poeta social”
paraguayo, Juan Ramírez, de Ciudad del Este, Paraguay.
Su “poesía social
empresaria” creativa me entusiasma, cuando nos dice que “ante la medida de aislamiento total en Paraguay
(prohibida la circulación de vehículos con algunas excepciones), han quedado
cesanteados muchos trabajadores. Sentíamos que debíamos reinventarnos. Hace 20
días iniciamos con mi hija, un nuevo proyecto, algo totalmente diferente a
nuestra línea habitual de trabajo (distribución de productos informáticos). Hemos
decidido iniciar la producción nacional, con materia prima local de tapabocas/barbijos
y delantales médicos, con protectores de cabeza y calzados para hospitales.
Así, hemos generado empleos para un centenar de costureros que se encontraban
ociosos y hemos reactivado dos fábricas de ropa para exportación (de terceros)
que se encontraban paradas por estas medidas de aislamiento en Paraguay …”[9]
Pero detrás de su poesía
empresaria surge en perfecta unión y sintonía su “poesía social”. Nos explica que “…hemos realizado una gran campaña solidaria de ayuda a sectores
vulnerables de la ciudad. Felizmente, los asociados de nuestra Cámara de
Comercio y Servicios, sin vacilar un minuto, se han puesto “las pilas”, y en
total estamos distribuyendo más de 10 mil cestas de alimentos no perecibles
para familias carentes. También estamos activando al Paraná Country Club, desde
donde vamos a donar inicialmente 1000 kits de alimentos a familias vulnerables
de nuestra zona. La meta es juntar 5000 cestas. … En total, hemos logrado reunir ya 15.000 kits de alimentos en la Cámara
de Comercio. Hoy vamos a donar 1000 packs de leche y 3.000 kilos de granos de
soja para producir leche de soja al intendente de Ciudad del Este.”[10]
Luego de leer esta noticia en www.schoenstatt.org, me
comuniqué directamente con Juan y me contó más facetas de su “poesía social”: “Ofrecemos un producto nacional de primera calidad a un
precio justo y sin especulación de mercado, no como muchos avivados que están
sacando ventajas de la situación y escasez de productos. Sentimos que estamos
contribuyendo con el país. Y todo esto saliendo del corazón y con buenas
intenciones. Lo hacemos en nombre de Dios ya que sentimos que fuimos iluminados
por Él en esta labor.”
¡Qué poeta social!,
en una mano reinventándose como empresa en situaciones de crisis, generando
trabajo a través de una nueva actividad comercial, y en la otra, llevando a
cabo una acción solidaria bien concreta, para dar de comer en la necesidad
urgente e impostergable, a tantas familias carenciadas por el COVID-19.
Seamos “poetas
sociales”, siguiendo el ejemplo de Juan Ramírez, sabiendo que el Papa nos incluye y alienta en su citada
carta, considerándonos también “… constructores indispensables de ese cambio
impostergable; es más, ustedes poseen una voz autorizada para testimoniar que
esto es posible.”[11]
Carlos e. Barrio y
Lipperheide
17 de abril de 2020.
[1] Enrique Shaw, nació en París el 26 de febrero de 1921
y muere en Buenos Aires el 27 de agosto de 1962.
Fue un laico, marino y empresario argentino,
quien, por su vida ejemplar, la Iglesia aceptó que se inicie su proceso de canonización y
desde 2001 es considerado Siervo de
Dios. Promovió e impulsó el crecimiento humano de sus
trabajadores inspirándose en la Doctrina Social de la Iglesia, fundó la Asociación
Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), entidad que
forma parte de la Unión Internacional de
Empresarios (UNIAPAC), y escribió numerosos libros, folletos y
conferencias.
[2] Enrique Shaw. “… Y dominad la
tierra”. Editorial ACDE (2010), pág. 142. Conferencia pronunciada por Enrique
Shaw en la Reunión Nacional de Dirigentes Hombres de Acción Católica (Buenos
Aires, 4 de marzo de 1962).
[3]
Enrique Shaw. “… Y dominad la tierra”. Editorial ACDE (2010), pág. 73.
Conferencia “Eucaristía y vida empresaria”, pronunciada por Enrique Shaw en el
VI Congreso Eucarístico Nacional (Córdoba, 9 de octubre der 1959).
[4]
Enrique Shaw. “… Y dominad la tierra”. Editorial ACDE (2010), pág. 134.
Conferencia pronunciada por Enrique Shaw en la Reunión Nacional de Dirigentes
Hombres de Acción Católica (Buenos Aires, 4 de marzo de 1962).
[5] Enrique Shaw. “… Y dominad la
tierra”. Editorial ACDE (2010), pág. 139. Conferencia pronunciada por Enrique
Shaw en la Reunión Nacional de Dirigentes Hombres de Acción Católica (Buenos
Aires, 4 de marzo de 1962).
[6] José
Kentenich. Carta de Octubre, 1948. Conf. “El pensamiento social del P. José
Kentenich”. Ed. Nueva Patris (octubre 2010), pág. 103.
[7]
José Kentenich. “Epístola Perlonga, 1949”. Conf. “El pensamiento social del P.
José Kentenich.” Ed. Nueva Patris (2010), pág. 146.
[8] Papa
Francisco. “Evangelii Gaudium”, nro. 53.
[10] https://www.schoenstatt.org/es/en-salida/alianza-solidaria/as-coronavirus/2020/04/hay-familias-que-dependen-de-sus-ingresos-diarios-y-que-hoy-estan-impedidas-de-trabajar/
[11] Papa
Francisco. Carta del 12 de abril de 2020 a los a los movimientos y
organizaciones sociales de Argentina.
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