viernes, 9 de enero de 2009

Mi primera presentación



Esta es mi primera comunicación que publico en mi Blog, y como tal, tiene el carácter de ser una pequeña presentación del objeto que me propongo llevar a cabo, a partir de mi ser Coach.

Vivo el Coaching como un encuentro con mi vocación; como el fruto de un trabajo por vivirla más plenamente. Quiero plasmar aquí muchas cosas que, desde mi visión, se encuentran relacionadas como una sinfonía y una amplia paleta de colores.

Vivo también el Coaching como un buen camino -como otros- que nos puede ayudar a vivir de forma más armónica y sana. Dice David Bohm en su libro “La totalidad y orden implicado”, que “La palabra inglesa health (salud) procede de la palabra anglosajona hale, que significa whole (en inglés "todo"). Es decir, estar saludable es estar completo .... De un modo parecido, la palabra inglesa holy (sagrado) tiene la misma raíz que whole. Todo esto indica que el hombre siempre ha sentido que su plenitud o integridad era de una necesidad absoluta para que la vida valiera la pena de ser vivida. A pesar de ello, generalmente ha vivido en la fragmentación desde tiempos inmemoriales". De esto se trata el Coaching. Por eso he agregado como parte de mi definición de Coach, una faceta que muchos de Ustedes conocen y otros no tanto, como es la de mi ser músico. Es una parte de mi persona, que hace al todo y que a lo largo de mi vida, me ha ayudado a vivir de una forma más completa, integrada y sana. Quiero vivir integrando, sumando, colocando la “y” en lugar de la “o”.

Como Coach, quiero aportar mi pequeño grano de arena a este mundo, para que todos juntos nos ayudemos a desarrollar una vida más plena y humana. Me preocupan muchas dimensiones de la persona, y una en especial, que me ha llevado muchas horas de meditación, de luchas, fracasos, éxitos, desengaños, frustraciones y alegrías, por mi específica actividad profesional: la vida en las empresas. Llevo 30 años en la actividad empresaria y he sufrido a lo largo de ella, la necesidad imperiosa de vivir esta actividad de forma más humana e integrada a todo mi ser. He sentido durante muchos años, que la vida en la empresa era sólo una parte de mi vida, pero que realmente me encontraba conmigo mismo y empezaba a “vivir”, recién desde el momento que me retiraba de ella. Me ha costado (y me sigue costando) mucho integrar mi vida profesional y mi vida privada. He visto siempre esto como un gran desafío pendiente de humanización. Por eso el Coaching lo vivo como una herramienta que puede ayudarnos a humanizarnos y a integrar más plenamente nuestras vidas, en todas sus dimensiones, y no vivir de forma tan mecanicista y separatista.

Quisiera que este espacio de mi Blog pudiera llegar a ser un lugar de encuentro, en el cual podamos intercambiar nuestras experiencias y vivencias, y al cual recurramos para comunicarnos y nutrirnos. Al menos así lo vengo pre viviendo, en todo este proceso de construcción.

A continuación, les dejo un artículo que leí el otro día en el diario La Nación, referente justamente a los efectos que produce la música en la salud de las personas. Me pareció muy interesante para profundizarlo y tomar conciencia de los efectos positivos que puede producirnos integrar la música a nuestras vidas, como una parte de nuestra totalidad humana.
¿Qué les sugiere e inspira a Ustedes?

Afectuosamente

Carlos



ESCUCHAR MÚSICA

Escuchar música media hora al día mejora la circulación sanguínea
No sirve cualquier tipo de música, sino que deben ser canciones que no le causen estrés mental.
La música amansa a las fieras... y mejora el ritmo cardiaco de los humanos. Esta es la principal conclusión del último estudio de la Universidad de Maryland (Estados Unidos), que ha demostrado que escuchar música al menos media hora al día tiene efectos muy positivos en la circulación sanguínea a cualquier edad y a largo plazo. Sin embargo, no sirve cualquier tipo de música, sino que deben ser canciones que le gusten al individuo y que no le causen estrés mental al escucharlas. El Centro de Cardiología Preventiva de la Universidad de Maryland sostiene, tras realizar su estudio, que la música actúa en el organismo humano activando la segregación en el flujo sanguíneo de óxido nítrico, que ayuda a prevenir el crecimiento de coágulos y el colesterol dañino para la salud. "El efecto de la música en la sangre dura sólo unos pocos segundos, pero el beneficio acumulativo de las canciones favoritas de uno permanece y puede ser muy positivo para individuos de todas las edades", explica Michael Miller. Miller, director del Centro de Cardiología Preventiva de la Universidad de Maryland y responsable del estudio, explica que investigaron los efectos de la música en el organismo humano buscando "tratamientos más baratos y no farmacológicos" para mejorar la salud de sus pacientes, según informaciones del diario británico 'The Times'. "Creemos que ésta es la prescripción", concluye el investigador, que afirma que media hora de música al día, a largo plazo, puede resultar muy beneficiosa para la circulación sanguínea. El estudio de la Universidad de Maryland se basó en análisis de hombres y mujeres en buen estado de salud y no fumadores de una edad media de 36 años. Los voluntarios que escucharon música que encontraban agradable durante el estudio vieron cómo el diámetro de sus venas crecía hasta un 26 por ciento. Esto indica, según Miller, que el óxido nítrico fue segregado y se expandió por el cuerpo de los sujetos del estudio, reduciendo tanto los coágulos que podrían haberse formado como el LDL, una forma de colesterol relacionada con el colesterol dañino. Miller asegura que no es tanto el tipo de música que se escuche como el grado de aceptación que ésta tenga en cada persona. Este estudio se ha realizado en la misma línea de otros ya presentados, como el de la Universidad de Brunel, que vino a demostrar lo que los dueños de los gimnasios ya sabían: la música puede mejorar el humor de una persona y mejorar la actuación atlética. Así, se comprobó que canciones de los Red Hot Chili Peppers, Madonna, Queen o Rihanna aumentaban la resistencia en un 15 por ciento sin que los sujetos que participaban en el experimento se dieran cuenta de que estaban rindiendo mucho más de lo que lo hacían de forma habitual.