miércoles, 1 de abril de 2009


¿Es posible ser uno mismo en la Empresa?
Me pregunto si en la empresa contemporánea, que persigue ser eficiente y rentable, hay margen para que sus empleados puedan desarrollar su propia originalidad.
¿Es compatible mi propia originalidad con los fines de la empresa?
El hecho mismo de plantear el tema de la origininalidad de la persona en la empresa, genera la pregunta previa por el sentido de lo que significa ser original.
Llegar a esbozar la propia originalidad implica un acto de introspección y de análisis de la búsqueda de la propia vocación: ¿Para qué estoy en el mundo?, ¿cuáles son mis gustos y preferencias?, ¿cómo soy yo?, ¿cómo me reconozco frente a los demás?, ¿cuál es mi estilo pesonal?, ¿tengo estilo personal, o me guio por lo que los demás, la moda o mi ambiente me indica que debo seguir?
Todas estas preguntas son necesarias que nos hagamos antes de llegar a la definición de la propia originalidad.
Dice José Kentenich que nuestra originalidad “ … dormita en lo profundo del interior, en el subconsciente … debe ser una vivencia central, no un conocimiento central. Justamente debe expresarse lo no racional que se esconde en mí …” (José Kentenich. “Textos Pedagógicos”. Editorial Patris, 2008. (Conferencias 1963, 6, 189-199). Pág. 363.)
La empresa contemporánea tiene aún hoy una muy fuerte influencia de la visión verticalista y autoritaria, en la que todos los medios tienen que alinearse hacia el fin de la empresa y este fin es definido desde la alta gerencia, sin participación del resto de la organización.
En este modelo pareciera que resulta bastante difícil pensar en la importancia de la originalidad de quienes trabajan en ella (y menos aún en la búsqueda de la originalidad de la misma empresa).
Sin embargo, existen estudios muy serios que señalan que quienes pueden reconocer en su trabajo una forma de llevar adelante su propia vocación y sentido, trabajan con un entusiasmo, alegría y dedicación muy superior de aquellos que sienten la labor diaria como una carga pesada. Dice Marcelo Vázquez Ávila en su blog http://www.vazquezavila.blogspot.com/ (Dialoguitos en el Ágora, 15 de diciembre de 2008) que "... Hace unos días me hicieron llegar una investigación donde se entrevistaron a mil quinientos alumnos de la Facultad de Ciencias empresariales y se los clasificó en dos categorías: los que estaban estudiando esa carrera preferentemente por motivos económicos (1245) y los que se habían decidido por algo que les importaba hacer (255 alumnos). Veinte años después el investigador (Mark Albion in Making a Life, Making a Living: Reclaiming Your Purpose and Passion in Business and in Life) volvió a evaluar a los ahora graduados y se encontró con que 101 de ellos eran millonarios y que todos excepto uno provenían de los 255 alumnos que habían estudiado lo que les apasionaba. Pienso que una forma de aumentar la pasión es descubrirla en medio de nuestra frenética vida...".
Me pregunto, ¿existe la posibilidad de transformar mi trabajo en algo que tengan más que ver conmigo mismo o es una utopía?
¿La empresa sería más productiva y eficiente si buscara ayudar a que sus empleados desarrollaran su propia originalidad y pudieran compatibilizar de una manera más homogénea sus vidas privadas y públicas?
En mi opinión, no sólo es posible vivir la propia originalidad en la empresa, sino que es un camino para que la persona pueda vivir de manera más integrada consigo misma y motivada y la empresa se desarrolle más plenamente.
Sin duda que esto implicará llevar a cabo un trabajo personal profundo, para encontrarnos con nuestro ser más auténtico.